En una interesante carrera, en la que la lluvia hizo su aparición en las últimas ocho vueltas animando considerablemente sus últimos compases, Lewis Hamilton obtuvo su quinto triunfo de la temporada con el que alcanza la mítica cifra de cien victorias en su palmarés, aumentando con ello cada vez más el record absoluto en la historia de la fórmula 1.
El británico, consciente de que su máximo rival,
Max Verstappen, partía desde la última posición en parrilla, no quiso arriesgar en la primera vuelta manteniéndose al margen de las escaramuzas iniciales, manteniéndose en una más que discreta séptima posición en su primer paso por meta. Paulatinamente, fue aumentando su ritmo hasta situarse en segunda posición, a la estela de
Lando Norris, entonces líder de carrera, poco después de las primeras veinte vueltas. A partir de ahí, comenzó a ejercer un fuerte presión sobre el piloto de
McLaren que, a pesar de su juventud, supo mantenerse firme ante el empuje del séptuple campeón británico. Cuando a pocas vueltas del final de carrera, comenzó a llover sobre el circuito, hasta llegar a convertirle en una pista de patinaje, desde su muro le dieron instrucciones de entrar a cambiar neumáticos,
Hamilton manifestó su discrepancia, pensando que iba a dejar de llover enseguida y que tenía posibilidades de superar a
Norris antes de llegar a meta. El ...
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