Johnny Rives (*) / Sport Auto – Noviembre 2010
Tras una increíble carrera, Alain Prost conseguía allí su segundo título mundial, en detrimento de los Williams-Honda de Piquet y Mansell.
La última carrera del campeonato del mundo de 1986 se disputó en un circuito en el que los F1 no habían corrido antes más que en una sola ocasión. Diseñado a través de las calles del centro de Adelaida, una ciudad de tipo medio situada en la costa sur de Australia, ofrecía un trazado variado y atractivo. Un año antes, Keke Rosberg y Ayrton Senna habían librado allí un duelo homérico que finalmente terminó sonriendo al finlandés. Después, este último cambiaba de campo, pasando de Williams a McLaren, donde se convertía en el compañero de Alain Prost, ocupando así la plaza vacante dejada por Niki Lauda.
Por tanto, en Adelaida, Alain contaba con su ayuda para concluir la batalla a tres que le enfrentaba, con el título de campeón del mundo en juego, a los dos luchadores del equipo Williams-Honda, Nigel Mansell y Nelson Piquet. Cada uno de ellos contaba con la posibilidad de coronarse campeón del mundo tras la disputa de este gran premio de Australia. El mejor situado era Mansell (70 puntos), por delante de Prost (64) y de Piquet (63) (Nota del traductor: Conviene recordar que en aquella época tan solo sumaban puntos los seis primeros clasificados en carrera con un baremo de 9, 6, 4, 3, 2 y 1 puntos, respectivamente). Ayrton Senna ya no se mantenía involucrado en esa lucha por el título, dado que su Lotus-Renault carecía de la competitividad suficiente para enfrentarse a los McLaren TAG-Porsche y, sobre todo, a los Williams, en los que sus motores Renault hacían maravillas.
La carrera prometía mucho y mantuvo sus expectativas a lo largo de un guión compuesto de múltiples alternativas que entusiasmó a los casi ochenta mil espectadores llegados de los todos los confines australianos. Un interesante guión que podría dividirse en cuatro actos distintos.
Primer acto: ventaja de los Williams en la parrilla
Los Williams monopolizaban la primera línea, por delante de Prost y Senna. Mansell era el más rápido en la salida, pero, tan solo después de tres curvas, Piquet y Senna se colocaban por delante de él. A pesar de su confortable ventaja en el campeonato, el inglés parecía sufrir más la presión que Piquet o Prost. Ambos tenían sobre él una ventaja psicológica: no corrían por conseguir su primer título mundial, lo que no era su caso…
Sabiendo que una tercera posición le bastaría para coronarse, Mansell desarrollaba una estrategia de espera inhabitual en él, lo que aprovechaba Rosberg para superarle también. El finlandés, desatado, superaba a Senna e incluso a Piquet, situándose en cabeza después de siete vueltas de la ochenta y dos a las que estaba programada la carrera.
Presionado por Prost, Mansell llevaba ya diez segundos de retraso con respecto al dúo de cabeza. Cuatro vueltas más tarde, se ve superado también por el francés que se lanza sobre Piquet, presionándole con tenacidad hasta empujarle al error (trompo). Se acaba de superar la cuarta parte de la carrera y los dos McLaren marchan en cabeza por delante de los dos Williams.
Segundo acto: pinchazo para Prost
El primer golpe dramático se producía en la vuelta 33ª de las ochenta y dos totales, cuando Prost, lanzado con determinación hacia su objetivo de alzarse con el título mundial, invade con tanto ardor un bordillo que termina dañando su neumático delantero derecho que sufre un pinchazo.
Su cambio de ruedas, las cuatro, le retendrá en su taller diecisiete segundos, incorporándose a pista en la cuarta posición, a cincuenta segundos de Rosberg, con veinticinco de retraso con respecto de Mansell y veintidós de Piquet. Sus posibilidades de éxito parecen muy comprometidas. En este instante, Mansell es campeón del mundo, máxime cuando desde Goodyear, después de observar los neumáticos de Prost, liberan de sus miedos a los equipos que marchan en cabeza anunciando: «Los neumáticos soportaran toda la distancia sin problemas».
Tercer acto: rudo duelo entre Williams
Piquet, deseoso de borrar las consecuencias de su trompo inicial, se impaciencia detrás de Mansell. En su intento por situarse en segunda posición, por detrás de Rosberg, protagoniza un duro enfrentamiento entre su Williams y el de Mansell. Sus ruedas llegan a rozarse y sus monoplazas terminan invadiendo los bordillos de la pista, aunque sin consecuencias. Ahora, Piquet es segundo, pero Mansell, a pesar de su tercera posición, continúa siendo campeón del mundo.
Entretanto, un desatado Prost se coloca a su estela, aunque todos sus ataques resultan vanos y no consigue superarle. Entonces intenta una astuta maniobra; dejándose distanciar ligeramente por el potente Williams-Honda, toma un impulso suficiente para intentar superarle al rebufo en la larga recta que termina en la famosa horquilla de Adelaida (Roundabout), donde, si todo sale bien, conseguirá adelantarle en la frenada.
Cuarto acto: ¡Para Piquet!
Mientras Prost mantiene su lucha con Mansell (vuelta 63ª), el líder Rosberg acaba de ser víctima de un incidente inesperado: su neumático posterior derecho… ¡estalla! Keke se detiene en la recta y al salir de su McLaren, tiene que apartarse bruscamente saltando a un lado, ya que Prost, a punto de adelantar a Mansell, acaba de pasar rozándole a 300 km/h… Alain tiene justo un momento para entrever el gesto (¿de impotencia, de sorpresa?) que le ha dirigido Rosberg.
La jerarquía ha dado un vuelco: Piquet se encuentra en cabeza, por delante de Prost y Mansell, virtual campeón del mundo. Pero el pánico reina en Goodyear. El incidente de Keke ponía de manifiesto un considerable riesgo. Los ingenieros de neumáticos, sin esperar más tiempo, aconsejan a Williams parar a sus pilotos para montar neumáticos nuevos.
Demasiado tarde ¡ambos acaban de pasar frente a la línea de talleres! En la siguiente vuelta…, pero para Mansell es una vuelta de más. Su neumático posterior izquierdo estalla en la misma recta que Rosberg, una vuelta justo después que Keke. Mansell se bate como un diablo con su volante y, aunque evita la catástrofe, el Williams termina al fondo de la escapatoria: ¡Ha perdido!
«¡Detened a Piquet!», gritan en Goodyear. Nelson intenta aguantar, pero finalmente, con profundo abatimiento en su alma, cumple la orden, dejando a Prost enfilar hacia una victoria increíble y su segundo título de campeón del mundo. El pinchazo, que creyó le había condenado a la derrota, finalmente… ¡le permitía finalmente ganar la apuesta!
Clasificación final
1. Alain Prost (McLaren TAG Porsche MP4/2C) – 1h 54’20»388 (162,609 km/h)
2. Nelson Piquet (Williams Honda F11) – a 04»205
3. Stefan Johansson (Ferrari F186) – a una vuelta.
4. Martin Brundle (Tyrrell Renault 015) – a una vuelta.
5. Philippe Streiff (Tyrrel Renault 015) – a dos vueltas.
6. Johnny Dumfries (Lotus Renault 98T) – a dos vueltas.
(*) Johnny Rives trabajó en la rúbrica “auto” de L’Equipe de 1960 a 1996, en Sport-Auto de 1973 a 1980 y en la TF1 (Televisión francesa) de 1993 a 1996.
(Traducción de Santiago Criado)