Donington, 11 de abril de 1993

Johnny Rives (*) / Sport Auto – Enero 2011

 

Apenas se reencontró, ¡al fin!, con su gran rival, Alain Prost, sus duelos registraron mayor belleza. Cuando, en Donington, las compuertas celestes se abrieron, Ayrton Senna firmó una de sus victorias más aplastante.

Mal colocado en la parrilla de salida, Senna remonta curva a curva. Después de rebasar a Schumacher, el Sauber de Wendlinger y los dos Williams no resistirán mucho tiempo su acoso.
Mal colocado en la parrilla de salida, Senna remonta curva a curva. Después de rebasar a Schumacher, el Sauber de Wendlinger y los dos Williams no resistirán mucho tiempo su acoso.

Ayrton Senna acababa de comentar su fantástica cabalgada. Ahora silencioso, escuchaba las embarazosas explicaciones de Alain Prost, para el que la carrera había resultado calamitosa. Los periodistas, aún estupefactos por la deslumbrante prestación que Senna había conseguido sobre una pista jabonosa manifestaban su entusiasmo en cada una de sus palabras. Por el contrario, no mostraban la menor indulgencia hacia el gran derrotado del día; los fallos del cambio de marchas a los que Prost se había enfrentado, los cambios de humor de su embrague, la falta de apoyo de sus alerones…, no les conmovía. Senna no dejó pasar una situación como ésta para degradar un poco más a su rival: “¿Hubieras preferido mi coche? ¿Quieres que los cambiemos?” Los asistentes estallaron en una cruel carcajada. En teoría, no había comparación: el McLaren-Ford de Ayrton estaba muy lejos del potencial del Williams-Renault de Alain. La situación incluso se había agravado para McLaren respecto a 1992 a causa de la retirada de Honda, su motorista desde 1988. Ron Dennis no tuvo otra solución que la de volver a un motor Ford V8, firma con la que Benetton tenía ya suscrito un contrato ventajoso. Mientras que a McLaren le suministraban motores Ford HB 4, Benetton se beneficiaba de los nuevos HB 6.

Sin contrato, pero combativo

El impresionante duelo Prost-Senna bajo el diluvio en Donington Park
El impresionante duelo Prost-Senna bajo el diluvio en Donington Park

Senna aceptó mal la situación, hasta el punto de no firmar la prolongación de su contrato. Por precaución, Ron Dennis contrató a dos nuevos pilotos, Michael Andretti y Mika Häkkinen, aunque garantizándole a Senna su puesto de número 1 cuando éste le manifestó su sorpresa. El hecho de rehusar el contrato que le proponía Ron Dennis no le restó nada de su combatividad. En África del Sur, desde el inicio de la temporada, se enfrentó con brillantez a Prost, gran favorito del campeonato. Su duelo consiguió estremecer a los espectadores de Kyalami. Prost regresaba de un año sabático (1992) y, a fuerza de voluntad, volvía pletórico. Por su propia confianza, así como para la del equipo Williams que lo recibía tras la marcha de Nigel Mansell a la fórmula Indy, vencer podía condicionar el desarrollo de la temporada. Después que Senna, resistiendo de una forma obstinada la gran remontada de Schumacher, saliera mejor parado que el joven alemán de una confrontación que terminó con este último fuera de la pista, lo que le supuso una inesperada segunda plaza. En Sao Paulo, un fuerte aguacero hizo de árbitro. Al tercio de la distancia, Prost rodaba con 45 segundos de ventaja sobre su compañero de equipo Damon Hill. Senna estaba más lejos, después de haber realizado un “stop and go” por rebasar bajo bandera amarilla. De repente la lluvia hizo su aparición. La recta de los talleres en pocos segundos se transformó en un lago. Se creía que Prost iba a parar para colocar los neumáticos de lluvia. Pero, por un problema de comunicación en su radio, pasó por delante de su taller y continuó, partiendo en “aquaplaning” en esa misma vuelta. Ya demasiado tarde para él, la dirección de carrera ordenó entonces la salida a pista del “safety-car”, novedad en los grandes premios. Una vez que la lluvia paró, el coche de seguridad liberó al pelotón dirigido por Hill y Senna. Este último no dudó en aprovecharse de la inexperiencia del británico para imponerse delante de un alborozado público paulista.

Una primera vuelta memorable

El McLaren-Ford MP4-8 de Ayrton Senna bajo la lluvia de Donington
El McLaren-Ford MP4-8 de Ayrton Senna bajo la lluvia de Donington

Pero fue en Donington donde Senna triunfó de una forma más brillante aún que en Sao Paulo. Su demostración comenzó de una manera súbitamente prodigiosa. Mediocremente clasificado en la parrilla de la salida (cuarta plaza), fue autor de una puesta en acción ¡espeluznante!, a pesar de haber sido sorprendido por Karl Wendlinger que consiguió milagrosamente tomar la primera curva detrás de los dos Williams. Senna puso rápidamente las cosas en su sitio, primero desbordando imparablemente al Benetton de Schumacher algunos hectómetros más adelante al final de una bajada sinuosa y rápida, es decir, muy delicada. El futuro héroe de la F-1 debió quedarse pasmado. En la misma trazada, Senna rebasó al Sauber de Wendlinger haciéndole el exterior en una gran curva antes de atacar la subida hacia Crane Curve ¡Daba la impresión de rodar sobre pista seca!

Damon Hill, entonces segundo, no se le resistió mucho…, pero quedaba el gran desafío: alcanzar y después superar a Alain Prost. Senna se pegó a su gran rival en la frenada de la chicane, en la vuelta hacia los talleres. A la salida de allí, mientras que Prost luchaba para controlar el patinaje de sus ruedas motrices, Senna balanceaba su McLaren para colocarlo a la altura del Williams en la aceleración. Parecía irreal, mágico. En la frenada de la horquilla Melbourne, idealmente colocado en el interior, no cabía duda alguna de que Senna le había tomado la delantera. Prost no pudo más que inclinarse ante el brasileño. Fue así como después de haber pasado en quinta posición en la primera curva de este memorable Gran Premio de Europa, Senna marchaba en cabeza incluso antes del final de la primera vuelta. En la sala de prensa, los periodistas, tan estupefactos como el público que desafiaba el mal tiempo, daban curso libre a su entusiasmo.

Ayrton “Magic” Senna  agita orgullosamente la bandera brasileña. Bajo una intensa lluvia acaba de obtener una de sus más merecidas victorias.
Ayrton “Magic” Senna agita orgullosamente la bandera brasileña. Bajo una intensa lluvia acaba de obtener una de sus más merecidas victorias.

El resto no hizo más que confirmar esta brillante demostración. Mientras que Prost entraba en siete ocasiones en su taller (entre ellas una parada de 40 segundos como consecuencia de sus dificultades con el embrague), Senna se contentaba con tan sólo cinco pasadas por el suyo. En una de ellas, colmo de la ironía, le permitió incluso establecer la vuelta rápida en carrera, ya que, al constatar que sus mecánicos no estaban aún preparados, aceleró para volver a tomar la pista sin realizar la parada. Como el trayecto de los talleres era sensiblemente más corto que la pista normal, Senna ganó casi dos segundos con respecto a su mejor vuelta. Con esto, todo queda dicho.

Sin embargo, no sería justo dejar de recordar que Prost en la prueba siguiente, el Gran Premio de San Marino celebrado en Imola, aprovecharía un fuerte chaparrón para tomarse la revancha. Entre ambos, la rivalidad se iba a mantener hasta el último gran premio de 1993, en el que el vencedor, Ayrton, invitó a Alain, campeón del mundo, a unírsele en el escalón más alto del podio. Esta sería la última vez que le pudo decir bravo y gracias…

1993 - Donnington - Podio

Clasificación

Ayrton Senna (McLaren-Ford MP4-8)

Damon Hill (Williams-Renault FW15C) a 1’23’’199

Alain Prost (Williams-Renault FW15C) a 1 vuelta.

Johnny Herbert (Lotus-Ford 107B) a 1 vuelta.

Riccardo Patrese (Benetton-Ford B193B) a 2 vueltas.

Fabrizio Barbazza (MInardi.Ford M193) a 2 vueltas.

(*) Johnny Rives trabajó en la rúbrica “auto” de L’Equipe de 1960 a 1996, en Sport-Auto de 1973 a 1980 y en la TF1 (Televisión francesa) de 1993 a 1996.

(Traducción de Santiago Criado)

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