Watkins Glen, 11h 56′ del 6 de octubre de 1973

Johnny Rives (*) / Sport Auto – Septiembre 2013

Hace ya cuarenta años que el inolvidable François Cevert, al que se le consideraba como el sucesor de Jackie Stewart, sufría un trágico final en el gran premio de los Estados Unidos. La historia muy cerca del drama.

El rumor era persistente: en 1974, François Cevert sucedería a Jackie Stewart como líder del equipo Elf-Tyrrell. Pero nada, en la actitud o en las declaraciones del escocés permitían justificar esa hipótesis.

François Cevert observa pensativo su Tyrrell-Ford 006 antes de iniciar los entrenamientos en Watkins Glen
François Cevert observa pensativo su Tyrrell-Ford 006 antes de iniciar los entrenamientos en Watkins Glen

La decisión se había tomado en Monza, unas semanas antes. La cuarta posición hábilmente conseguida por Stewart le había asegurado ya su tercer título de campeón del mundo. Las condiciones parecían las más idóneas para poner fin a su carrera en la plenitud del éxito. Pero ni Jackie ni Ken Tyrrell la confirmaban y, menos aún, François Cevert, pese a estar plenamente vinculado a ella.

Más que su compañero de equipo, el joven y bello francés era el émulo de Stewart, dispuesto a sucederle. Evidentemente, esto constituiría un capítulo decisivo en su corta historia como piloto de competición. Asumiendo todas las responsabilidades, hasta entonces asignadas a Stewart, Cevert podría jugar al fin plenamente sus bazas para luchar por el tan ansiado título de campeón del mundo.

Como en su casa en «Glen»

El francés llegaba a Watkins Glen para disputar el gran premio de los Estados Unidos de 1973 con el corazón lleno de esperanza. En efecto, en este circuito se sentía como en su casa: había triunfado brillantemente dos años antes (1971). Un acontecimiento que, en aquella época, fue recibido en Francia como histórico, ya que rompía un interminable período de sequía. Habría que remontarse al gran premio de Mónaco 1958, trece años antes, para encontrar en lo más alto el nombre de otro piloto francés: Maurice Trintignant.

Tras su victoria en 1971, François Cevert se sentía en la pista de Watkins Glen como en casa.
Tras su victoria en 1971, François Cevert se sentía en la pista de Watkins Glen como en casa.

Aquella extraordinaria victoria de Cevert ante los ojos de los espectadores norteamericanos había concretado sin ambigüedades su plaza como líder del deporte automovilístico francés. Título que el público francés, subyugado por sus encantos, le había atribuido incluso antes ya de aquella victoria. De esa forma, desbancaba a su ídolo de juventud: Jean-Pierre Beltoise; que, por una curiosa circunstancia, se había convertido entretanto en… ¡su propio cuñado!

La perspectiva de verle convertido en el líder del equipo Tyrrell, de la que jamás hablaba por respeto a Stewart, excitaba la imaginación del público; y, sin duda, también la suya, a pesar de que jamás pronunciara un sola palabra sobre ello.

Las «S» fatales

Este bonito sueño acabó con insoportable brutalidad el sábado 6 de octubre de 1973 a las 11 horas y 56 minutos, justo al final de de la primera de las dos sesiones de entrenamientos programadas para aquel día.

El fatal accidente se produjo en un paso delicado y rápido, las «S» de Club House. Había permanecido allí durante una hora y tres cuartos en compañía de mi colega y amigo, Pierre Veilletet, admirando la destreza y el valor de los mejores; Stewart, Fittipaldi, Peterson, Ickx, etc., entre los que se encontraban, sin duda también, Cevert y Beltoise. El espectáculo de estos pilotos llevando sus F1 a límites inimaginables nos encantaba, a la vez que nos emocionaba.

Tensos aún por la emoción, regresando tranquilamente hacia los talleres, hicimos una breve parada en la primera curva. Los americanos la llaman la «90» ya que forma aproximadamente un ángulo recto. Peter Revson surgió bloqueando las ruedas de su McLaren y consiguió controlarlo apuradamente para sortear la «90». Hailwood salió de los talleres, dirigiéndonos un amistoso saludo con la mano.

Entonces, apareció Cevert. Frenó tarde y sin la menor suavidad para la «90». Abordando la curva, François pilotaba con calma, inclinando la cabeza hacia el interior. Sus gestos no mostraban ninguna precipitación, rodaba tranquilo como si estuviera acabando un test de consumo de carburante sin buscar los últimos centímetros de trazada.

Un casco inclinado a la derecha

El Tyrrell dibujó una bonita trazada. Ya no se oía su motor, pues surgió otro McLaren: Scheckter. Al igual que Revson, iba lanzado al límite. Cevert ya estaba lejos. No que quedaba ya más que la imagen de su casco inclinado a la derecha. La última visión que tuve de él y que he recordado tantas veces…

A las 11horas y 56 minutos se producía el fatal accidente que acababa con la vida de François Cevert
A las 11horas y 56 minutos se producía el fatal accidente que acababa con la vida de François Cevert

La inquietud sobrevino cuando varios vehículos de socorro pasaron junto a nosotros. Un extraño silencio cayó sobre el circuito. Ningún ruido de motores. El comentarista no pronunció ni una sola palabra. En las gradas, el público se marchaba. Todos comprendimos que se había producido algún acontecimiento grave.

Creyendo que se trataba de uno de sus pilotos, John Surtees paseaba inquieto de un sitio para otro. Un comisario le informó que se trataba de un coche azul: «¿Uno de los míos..?»

La información terminó por abrirse paso: se trataba de Cevert. «Stewart ha gesticulado hacia su taller cuando pasaba…» Ken Tyrrell ya no estaba allí. Cuando los primeros F1 regresaban a los talleres, Colin Chapman se lanzó sobre Fittipaldi para preguntarle, Emerson fue incapaz de contestar. Jacky Ickx se mantenía agarrado al volante, con la visera de su casco cerrada para ocultar las lágrimas que caían por sus mejillas. Jean-Pierre Beltoise se refugiaba detrás del taller de BRM para llorar.

¿Qué había ocurrido…? «Simple accidente de carrera», explicaría Stewart más tarde. Jean-Pierre quiso llegar hasta el fondo; se acercó al lugar del accidente para observar las trazadas dejadas en el suelo por el Tyrrell antes del choque fatal contra las protecciones: «Tres neumáticos dejaron unas marcas más netas que el cuarto», diría posteriormente. «Para mí, François ha sido víctima de un pinchazo lento en la rueda trasera derecha». No había nada más que añadir. Lo irremediable ya se había producido.

Allí nos quedamos, aturdidos y con aquel último recuerdo: el Tyrrell entrando en la «90» en una bonita trazada y con el casco de François ligeramente inclinado a la derecha…

Tras reparar las protecciones, la carrera se disputaría al día siguiente, con la victoria de Ronnie Peterson ¿Pero a quién interesaba ya aquel resultado...?
Tras reparar las protecciones, la carrera se disputaría al día siguiente, con la victoria de Ronnie Peterson ¿Pero a quién interesaba ya aquel resultado…?

En breve

François Cevert

Nacido en París el 25 de febrero de 1944

4 temporadas en la F1 (de 1970 a 1973 en el equipo Tyrrell)

46 grandes premios / 1 victoria / 13 podios / 89 puntos

Mejor calificación: 2º (Gran Premio de Suecia 1973)

2 mejores vueltas en carrera (Nürburgring 1971 y Zolder 1973)

129 vueltas en cabeza de carrera

(*) Johnny Rives trabajó en la rúbrica “auto” de L’Equipe de 1960 a 1996, en Sport-Auto de 1973 a 1980 y en la TF1 (Televisión francesa) de 1993 a 1996.

(Traducción de Santiago Criado)

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